Desde que los puertorriqueños tenemos el derecho a elegir a nuestro gobernador, nunca unas elecciones habían sido tan trascendentales e igualmente controversiales. Por un lado, es la primera vez que existe una Junta de Control Fiscal (JCF). Esta junta, compuesta por personas que no han sido electas a sus cargos, y que estarían tomando decisiones significativas y restando poder al Gobernador, así como a otros funcionarios electos democráticamente. Cabe señalar que el Gobernador es miembro de la JCF sin derecho a voto.
Gobernador sería electo con menos de 43% de los votos
Según nuestras proyecciones, basadas en los resultados de las principales encuestas, sería la primera vez que se elija a un gobernador con menos del 43% de los votos con que fue electo el Gobernador Luis A. Ferré en 1968. Desde el 1948, en que Luis Muñoz Marín se convirtió en el primer gobernador electo por el pueblo, tanto él como su sucesor Roberto Sánchez Vilella habían obtenido cerca del 60% de la preferencia del electorado. Luego de 1968, el gobernador electo con un porcentaje más bajo fue Carlos Romero Barceló, con un 47.2%, en las históricamente cerradas de 1980, las cuales estuvieron plagadas de acusaciones de fraude y con múltiples pleitos en los tribunales.
Fuerte apoyo Candidatos Independientes
A pesar de que a lo largo de nuestra historia electoral reciente se han postulado muchos candidatos a la legislatura y alcaldías, de manera independiente, es la primera vez que el electorado tiene como opción candidatos 
independientes para la gobernación. El único candidato independiente que ha logrado ser electo en Puerto Rico hasta el momento fue Santos “El Negro” Ortiz en 1988. Ortiz fue electo como alcalde de Cabo Rojo en 1984, por el Partido Popular Democrático y en 1988 perdió el apoyo de su partido, por lo que se postuló de manera independiente, logrando con éxito la reelección.
Aunque, de acuerdo a las encuestas no tienen posibilidades de ganar, sí deberían recibir un apoyo mucho más significativo que el que han tenido recientemente los partidos minoritarios, de los cuáles, sólo Rubén Berríos del Partido Independentista Puertorriqueño, ha alcanzado más de un 5% como candidato a la gobernación, la última vez en las elecciones del 2000. Las encuestas principales colocan consistentemente a la candidata Alexandra Lúgaro con cerca de 11% y a Manuel Cidre con aproximadamente un 7%. Esto enviaría un mensaje contundente de que cada vez más personas están descontentas con los Partidos Popular Democrático y Nuevo Progresista, quienes se han alternado el poder desde 1968, y a su vez prepararía el camino, para que, en un futuro cercano, un candidato independiente pueda ser electo gobernador de Puerto Rico.
El que sí podría ser la sorpresa de la elección es el Dr. José Vargas Vidot, líder comunitario, quien busca obtener, de manera independiente un escaño como Senador por Acumulación. 
Lo único que podría debilitar las candidaturas independientes es la creencia de que votar por un candidato con pocas o nulas posibilidades de ganar es perder el voto, y muchos de los que tienen la intención de votar por Lúgaro o Cidre decidan alinearse con los partidos tradicionales.
En declive el PIP y el PPT
Por otra parte, a pesar de que el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) cuenta con mucha simpatía general en el electorado, dicha simpatía no se traduce en votos y ha continuado su erosión. 
Tras el retiro de su presidente
Rubén Berríos Martínez como candidato a la gobernación, para dar paso a líderes más jóvenes y también muy carismáticos, no ha logrado más de un 3% y ha tenido consistentemente que buscar endosos para inscribirse nuevamente, luego de cada elección. La elección del próximo martes no debe ser la excepción y el porcentaje de votos obtenido debe ser muy similar a las elecciones de 2004, 2008 y 2012.
Asimismo, el Partido del Pueblo Trabajador (PPT), al igual que el PIP, pueden lograr mucha simpatía y excelentes p
articipaciones en los debates, las cuales no se traducen en votos. El mensaje del académico Rafael Bernabe tampoco ha logrado convencer a los electores de manera contundente.
La batalla por la Gobernación
Tanto el PNP como el PPD tienen una base sólida de simpatizantes y aunque existe un gran descontento con ambas colectividades, todavía las personas se aferran a ellas. Como mencioné anteriormente, estoy convencido de que aún el pueblo no está preparado para elegir a algún candidato que no sea de los tradicionales PPD y PNP. Ante ese panorama y ante el descontento general con el incumbente Alejandro García Padilla, Ricardo Rosselló Nevárez debe ser favorecido. La 
estrategia de evitar exponer innecesariamente a Rosselló Nevárez ha sido efectiva, permitiendo que el mensaje lo controlen mejor sus estrategas. Además, entiendo que el PNP ha sido muy efectivo en asociar a Bernier con la actual administración.
Sin embargo, no podemos subestimar al candidato popular. Bernier es muy carismático, al igual que su esposa Alexandra Fuentes y lucen muy relajados y genuinos, tanto en entrevistas, como en anuncios publicitarios y apariciones públicas. Esos son puntos muy a su favor. Por otra parte, esperar a muy pocos días antes de las elecciones para difundir y recordar el confuso accidente, en el cual murió una abogada y su hijo, y del que muchos creen que Roselló Nevárez fue el responsable, así como los reiterados mensajes, especialmente en redes sociales, para presentar al candidato del PNP como tonto y poco preparado, podrían llevar a Bernier a reducir la brecha, o incluso a imponerse. Esto aún no ha terminado y todo puede pasar.
La legislatura
Aunque el margen entre los candidatos a la gobernación llegue a ser reducido, ambas cámaras legislativas deben ser dominadas por el partido que obtenga la gobernación. Ya el pueblo sabe lo difícil, por no decir imposible, de un gobierno compartido, y dudo mucho que vuelva a ocurrir.
Comisionado Residente
Independientemente de qué pueda ocurrir en la gobernación, Jennifer González debe ganar cómodamente y ser electa Comisionada Residente en Wahshington.
Más allá de preferencias político partidistas, estas elecciones serán históricas, sea cual sea el resultado. El reto de quienes obtengan el favor del electorado es inmenso y requerirá de un gigantesco compromiso para poder echar adelante. Así nos ayude Dios.