
¿Te sientas a trabajar o estudiar y acabas tres horas después viendo cómo se crían los caracoles en YouTube? O, por el contrario, ¿has entrado en hiperfoco y se te olvida comer, contestar mensajes o hasta tus propias necesidades básicas porque tu cerebro decidió que hoy sí, hoy trabajamos? Yo he estado en ambos extremos. Y entre plazos incumplidos y listas de tareas que no se tachan solas, encontré algo inesperado: un pequeño temporizador de cocina en forma de tomate (o su versión digital).
Así descubrí la Técnica Pomodoro.
¿Qué es la Técnica Pomodoro?
Creada por Francesco Cirillo a fines de los años 80, la Técnica Pomodoro (sí, como la salsa) es un método de gestión del tiempo que divide el trabajo en intervalos de 25 minutos llamados “pomodoros”, seguidos de un descanso corto, generalmente de 5 minutos. Después de cuatro pomodoros, se toma un descanso más largo de 15 a 30 minutos. Eso es todo. Suena simple, casi ridículo. Pero para un cerebro como el mío, es oro puro.
Por qué funciona para personas con TDAH (y otras neurodivergencias)
Las personas neurodivergentes, como quienes tenemos TDAH, a menudo luchamos con la percepción del tiempo. Hay un concepto conocido como “ceguera temporal”: si algo no está ocurriendo ahora, simplemente no existe. Entonces, claro, un plazo que vence en cinco días parece eternamente lejano… hasta que te das cuenta de que es mañana.
Ahí es donde Pomodoro se vuelve un aliado. Estos intervalos cortos le dan al cerebro una estructura manejable. No tengo que escribir toda la nota en una tarde; solo tengo que escribir durante 25 minutos. Sólo eso. Es como decirle a tu cerebro: “Oye, esto no es tan terrible. Solo quédate quieto un ratito”.
Algunos beneficios reales que he experimentado:
- Reduce la ansiedad ante tareas grandes: en vez de ver el trabajo como una montaña imposible, lo fragmento en colinas pequeñas.
- Me mantiene en movimiento sin agotarme: los descansos forzados me ayudan a no caer en el hiperfoco destructivo.
- Refuerza la motivación: cada pomodoro completado es una pequeña victoria, una señal clara de progreso.
- Ayuda con la regulación emocional: no me castigo tanto por “perder el día” porque puedo retomarlo en cualquier momento con un simple “nuevo pomodoro”.
- En caso de que trabajes por tu cuenta, te ayuda a llevar un control de las horas trabajadas (algo que en los neurodivergentes se nos hace difícil).
Cómo empecé (y cómo puedes empezar tú)
No necesitas una app elegante (aunque hay muchas, si te gustan). Yo empecé con el temporizador del celular y una hoja de Excel donde llevaba un récord de los pomodoros.
TIP: no seas demasiado rígido. Si 25 minutos te parecen mucho, empieza con 15. Si un día estás disperso, haz un solo pomodoro y celébralo como si hubieras escrito una novela. La idea es adaptarla a ti, no que tú te adaptes a una fórmula inflexible.
La Técnica Pomodoro no cura el TDAH. Yo sigo olvidando citas (aunque ya no tanto, para eso tengo otras sugerencias que les compartiré próximamente), sigo perdiendo llaves y sigo soñando despierto en los momentos más inoportunos. Pero ahora tengo una herramienta concreta para negociar con mi mente y ayudarme a estructurar mi tiempo. Ya no es “tengo que escribir un artículo”, es “voy a hacer un pomodoro y ver qué pasa”.
Y casi siempre, pasa algo bueno.