
Durante décadas, millones de televidentes en América Latina vieron cómo El Chavo del 8 soñaba despierto con una simple torta de jamón. En medio de sus travesuras, lágrimas y carcajadas, ese antojo recurrente se volvió parte esencial de su personaje. Pero detrás de ese icónico alimento hay una historia que va mucho más allá del programa de televisión.
Hoy, con el reciente éxito de la bioserie Sin Querer Queriendo, que explora la vida de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, la torta de jamón ha resurgido como símbolo cultural y gastronómico. En esta nota te contamos de dónde viene, cómo se prepara y por qué se ha convertido en una de las comidas más queridas del mundo hispano.
¿Qué es una torta de jamón?
Para quienes no están familiarizados con la gastronomía mexicana, una torta no es un bizcocho, como en otros países hispanohablantes, sino un emparedado servido en un pan especial llamado bolillo —un panecillo ovalado, crujiente por fuera y suave por dentro, similar a un baguette pero más corto y grueso.
La torta de jamón es, esencialmente, un sándwich con jamón cocido o tipo York, acompañado tradicionalmente con tomate rojo, queso panela (en Pe Erre podemos usar queso del país), aguacate, cebolla, chile jalapeño en escabeche, y mayonesa o frijoles refritos, aunque las versiones varían según la región o el gusto del comensal.
Es un platillo cotidiano, económico, sabroso y fácil de preparar, pero su popularidad trasciende lo culinario.
Orígenes humildes, sabor universal
La historia de la torta en México se remonta al siglo XIX, cuando el bolillo —herencia de la panadería francesa— comenzó a popularizarse como base para todo tipo de rellenos. En un principio, era comida de trabajadores y estudiantes por su bajo costo y su practicidad. Con el tiempo, se diversificó hasta convertirse en una comida urbana imprescindible, con versiones que incluyen carne asada, milanesa, pierna adobada o hasta chiles rellenos.
La torta de jamón, en particular, fue durante décadas una opción sencilla en fondas, cocinas económicas y carritos callejeros. Pero fue El Chavo del 8 quien la catapultó al imaginario colectivo de toda Hispanoamérica.
El Chavo y su torta de jamón
El personaje interpretado por Chespirito era un niño huérfano, cuyo amor por la torta de jamón representaba algo más que hambre: simbolizaba la esperanza, el anhelo de un lujo inalcanzable para alguien de bajos recursos. Cada vez que El Chavo decía “¡Se me chispoteó!” o “¿Me da una torta de jamón?”, generaba empatía instantánea en millones de hogares.
Gracias a la serie, el plato se volvió tan reconocido que muchos latinoamericanos fuera de México conocieron la torta de jamón antes que el bolillo o el propio concepto de una torta mexicana.
Hoy en día, en parte por la nostalgia y en parte por la influencia cultural, se ha convertido en una especie de “platillo pop”, recuperado por restaurantes temáticos, redes sociales y fanáticos de El Chavo del 8.
¿Cómo se prepara una auténtica torta de jamón?
Ingredientes tradicionales:
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1 bolillo (en Puerto Rico podemos usar pan de agua)
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2 a 3 rebanadas de jamón
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Queso panela al gusto (en Pe Erre podemos usar queso del país).
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2 rodajas de tomate
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2 rodajas de aguacate
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Unas tiras de cebolla
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Chiles jalapeños en escabeche (opcional)
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Mayonesa o frijoles refritos
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Sal y pimienta al gusto
Preparación:
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Corta el bolillo por la mitad, sin llegar al fondo.
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Unta mayonesa o frijoles refritos en ambas partes internas del pan.
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Coloca las rebanadas de jamón. Puedes calentar el jamón previamente en un sartén si prefieres que esté caliente.
- Añadir el queso.
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Agrega el tomate, aguacate, cebolla y los chiles.
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Cierra el pan y, si deseas, presiona ligeramente en una plancha para dorar el exterior.
¡Y listo! Una torta de jamón como la que soñaba El Chavo.
Más que nostalgia: identidad y legado
En la actualidad, la torta de jamón ha adquirido un nuevo significado. No sólo es un platillo típico, sino un emblema de la cultura popular latinoamericana. En algunos cafés y restaurantes se vende como un guiño a la infancia de quienes crecieron viendo El Chavo del 8, y cada mordida parece traer consigo un recuerdo.
La bioserie Sin Querer Queriendo ha reavivado el interés por el legado de Chespirito y, con él, por los símbolos más entrañables de su obra. Y entre todos, la torta de jamón ocupa un lugar especial.