
Las fotoaventuras no se detienen
Desde hace tiempo llevo fotografiando aves. También he documentado nidos que caen de árboles no muy altos. Ahora viene a mi mente una pregunta: ¿por qué siempre vemos fotos de aves ya crecidas? Esto me lleva a otra: ¿por qué no ver la transformación de esa ave?
Esta misión fue muy interesante, pero era una cuestión de tiempo y suerte. Camino en un parque todos los días, y mi cámara siempre me acompaña (¡así que no salgan de casa sin ella!). Es verano, y he visto ciertos nidos en el suelo, donde encontré huevitos. Observar a ciertas aves cerca me ayudó a identificarlos.
A cada fotógrafo le llega su pitirre
El pitirre es un ave muy territorial. Acostumbra a pelear con guaraguaos y guacamayos. Cualquier ave de igual o mayor tamaño es una amenaza para él. La guerra por defender territorios es real. Demuestra cuán cruel puede llegar a ser la naturaleza. En una tarde calurosa, encontré a un pitirre herido en las patitas. Tuve la oportunidad de tenerlo en mis manos y, luego de cinco minutos, mostró no ser agresivo. Ese pitirre fue llevado a curar.
¿Has visto una golondrina?
Muchas golondrinas anidan debajo de puentes, fuera de peligro. Esta vez, encontré varios nidos debajo de un estacionamiento. Me prestaron una escalera y, después de 38 años, se acabó el misterio de sus nidos. Hechos de barro y ramitas, se construyen en lugares con mucha sombra. Las golondrinas sí salen en días soleados, pero por su temperatura corporal, salen más durante momentos nublados. Se cree que controlan plagas como mosquitos, moscas y otros insectos voladores. Su plumaje es marrón.
Huevos azules, madre tóxica
Hace tiempo leí sobre los zorzales pardos y sus huevos azules. Su color es bello, pero su madre zorzal puede ser muy tóxica. Son aves muy territoriales y su instinto de madre no falla. Por fin pude encontrar el nido. Un par de días más tarde, nacieron tres polluelos adorables, de piel oscura. De todas las aves fotografiadas, estas son las más agresivas por naturaleza. Los zorzales pardos son una especie invasora. Tanto la madre como el padre cuidan el nido. También tienden a destruir los nidos de aves autóctonas u otras que consideren una amenaza.
Nido en el tiesto
Documentar esta transformación me tomó tres semanas. El nido estaba en un tiesto. Su piel era rojiza, poco a poco cubierta con plumaje gris, y las patitas expuestas con su peculiar color rojo. De alguna forma, me recuerdan a los dinosaurios. Muy hambrientos, no pueden esperar cada bocado que la madre trae. Pero al pasar tanto tiempo cazando, la madre fue la más fácil de documentar. Esto probó que los zorzales patirrojos no son tan agresivos como los zorzales pardos. Sin embargo, los polluelos tienen un comportamiento similar al de sus primos.
Tres huevos misteriosos
Cabo Rojo, Puerto Rico. Después de una caminata de hora y media en una reserva natural, encontré un nido hecho de conchas, con tres huevos misteriosos. Volví a la misma localización al día siguiente y me escondí detrás de un arbusto. Una madre viuda cuidaba sus huevos con recelo. Regresé el tercer día y, cerca del nido, encontré a un chiquitín muy contento, recibiendo la bienvenida del mundo en una mañana soleada. Este fue hallado en un humedal al que no fue fácil llegar. Además, esa zona del sur tiende a ser seca y muy calurosa, así que anduvimos con precaución. La tierra del humedal me llegaba a las rodillas. Daba un efecto muy parecido al andar en arenas movedizas. ¡Vaya susto!